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Publicado: Jueves, 28 de marzo de 2013Giuseppe LangellaTraducción y selección de Emilio CocoNacido en 1952, Giuseppe Langella vive desde hace cuarenta años en Milán donde enseña Literatura italiana moderna y contemporánea en la Universidad Católica. Estudioso de Manzoni y de Svevo, de la literatura del Resurgimiento italiano y de la poesÃa hermética, debutó como poeta con ocho Escursioni. Siguieron: Giorno e notte. Piccolo cantico d’amore (San Marco dei Giustiniani, Génova, 2003), Quasi una trenodia("PoesÃa", marzo de 2007), Il moto perpetuo (Aragno, TurÃn, 2008) y La bottega dei cammei. 39 profili di donna dalla A alla Z (Interlinea, Novara, 2013). ![]()      POEMAS DE GIUSEPPE LANGELLA(Traducidos del Italiano al Español) DE TI SÉ SÓLO (Dos variaciones) 1 De ti sé sólo que bajaste demasiado temprano, que alzaste el vuelo. Si hubiera sido más rápido te habrÃa arrancado al menos una promesa Y en cambio te marchaste como una sonrisa, como un poema, y yo te llamo aún, azulejo, y yo te invoco: vuelve, princesa, a visitarme, aunque por poco. 2 De ti sé sólo que bajaste sin considerarme digno de un saludo. ¿Acaso te habÃa ofendido? Te miro, ahora, mientras, agraciada, te desenvuelves entre el gentÃo. ¡Ladrona asesina! Repartes sonrisas, Haces guiños, me cortejas... y luego te sustraes a la prueba, traicionas la promesa, alzas el vuelo, me condenas al silencio y a la vergüenza. Y sà te habÃa esperado: ¿por qué no prestas ayuda? TARJETA DE CRéDITO Tarjeta de crédito, cupé flamante, bronceado, trepador, en el poder siempre, cada noche una fiesta y una idea fija en la cabeza: ponerla en la boca de una golfa. Sin preaviso llegan los trastornos, las canas, las arrugas, las papadas... una inyección en el vientre: un estúpido miedo lo atormenta. últimos destellos, cigarrillos, licores... hasta que una noche, se derrumbe durmiendo en un abismo y se lo traga un lagarto. Despierta con flemas y ¡demonios! echa a perder un cuento tan hermoso: Al instante estalla un disparo, un pistoletazo: el fullero con chaqueta cruzada ha apretado el gatillo, saltándose la tapa de los sesos. ENCUENTRO FALLIDO Me morÃa de ganas de verte a lo mejor de pasada, en la estación, el instante de un café bebido de pie y luego a la carrera hacia mi coche. Hubiera querido decirte algo, de mÃ, de mi vida, de mis trenes, de los dÃas febriles que volaron, de los sueños con los ojos abiertos que no hice. Ya sé, ya sé que habÃas venido expresamente que te quedaste esperándome un buen rato que tú eres siempre el mismo de antes: cara dócil del más dócil cordero y una señal de cicatriz en la frente; pero entre el gentÃo, los billetes, el maletero, los anuncios de retraso y el tablero donde a capricho (o por un plan insensato,) una mano le daba la vuelta a mi destino, no he hallado el tiempo de encontrarte, y ahora sin ti me siento vano. TREN SUBURBANO El altavoz anuncia la salida: ya se cierran las puertas, un empujón, despacio, un apretón más fuerte y el tren suburbano empieza su carrera. está lleno incluso a esta hora. Una señora hurga en su bolso desteñido, otra mira el vacÃo distraÃda; varios, entretanto, apoyan la cabeza. Ya el freno chirrÃa, el ómnibus se detiene en la primera estación. Sube una multitud, se ahoga el coche. Muchas son mujeres con la alianza en el dedo: vuelven a casa, a su marido. Es tarde y tiene el tren demasiada flema. ¿Tendrán hijos? Me imagino el dilema, las cuentas que no cuadran, el menor perjuicio... porque, como quiera que sea, siempre falta alguien, alguien ha empobrecido. Pero el propio corazón ya no protesta y el dÃa se ha acabado. En la frente cansada se ciernan nieblas que el dorso de la mano no disipa. Gesto vano, por otra parte; algo más harÃa falta: un viaje largo, largo, sin gente, para desconectar, cerrar los ojos, no pensar en nada; Dondequiera que vayas, trota, trota tren, ni siquiera un mensaje hasta mañana. VOYAGE AU BOUT DE LA NUIT Mira como se vuelve igual el mundo cuando la honesta noche sobre él extiende sus velos de seda. No sabes siquiera si las luces raras que vislumbras a lo lejos, bajas en el horizonte cuyo hilo has perdido, son de barcas a las que susurra el mar añoso sus proverbios o de ventanas perdidas sobre un abierto llano. A esta hora, ni siquiera las palabras son tan distintas, las pocas al menos que en la sombra invadida por el silencio â€â€™ dulces, graves, vacilantes â€â€™ no estropeen el fervor de las estrellas. Todos los pueblos tienen aquà nombres de santos y cuanto más los lees más te sientes a casa. |
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